Mirar alrededor, estamos solos. Se observan sombras que caminan a nuestro lado, en el piso vemos las siluetas de aquellos que nos rodean, ¿Dónde están sus cuerpos? ¿Dónde están aquellos que son como nosotros?

Quiero que las sombras a mí alrededor me den la mano, que susurren “No estás solo”, porque no estamos solos. Imagina por un segundo un mundo en el que todos estamos tomados de la mano, en armonía y sintiendo como construimos el entendimiento, lo alimentamos de amor y lo coronamos rey de la sociedad.
Y sin embargo la humanidad solo se ha tocado las manos en los momentos de extrema necesidad en los que hemos requerido del otro de una manera absoluta y este ha tenido que acceder a regañadientes porque el grueso de la historia nos dice que si nos llegamos a apoyar fue tomándonos el pie unos a otros, no para estar juntos sino para asegúranos que si caemos todos caerán con nosotros.
Parece una visión tan lamentable los hombres más preocupados por sí mismo que por el otro, y si nos hemos unido no ha sido para crear sino para destruir, porque de aquellas grandes alianzas se nacieron tragedias que empañan nuestra historia sin ningún tipo de vergüenza.
Nada ocurre como en las películas, las esperanzas se empiezan a agotar y la gente sigue esperando las señales del cielo sin saber que aquellas que debería estar siguiendo ya está ocurriendo en la tierra. Podemos acabar con el miedo si nos unimos, podemos acabar con la intolerancia si alzamos la voz, podemos crear el entendimiento si fundamos el amor.
Los capitanes se hunden con sus barcos porque lo permitimos, deberíamos salvar los barcos, las tripulaciones y los capitanes, dejar de estar difusos y sin cuerpo proyectado sombras. Una sombra no puede hablar, pero cientos de bocas diciendo “No aceptamos tu intolerancia” resonarían en el mundo y dejaría un eco y crearía un efecto domino que levantaría a todos para unirnos en el mismo nivel.

No somos nosotros quienes estamos pagando las consecuencias de nuestra inacción y nuestro ensimismamiento, son aquellos más jóvenes a nosotros. ¿Qué ejemplo vamos a dar? Somos sombras llenas de miedo que dejaran que ellos vuelvan a pagar aquel sufrimiento y discriminación que ya pagamos nosotros o vamos a alzarnos para decir lo que pensamos y sentimos.
Somos muchos en este mundo, juntos hacemos la diferencia, el abuso no manda y si queremos podemos cambiarlo. Basta ya de tener miedo, nosotros no hicimos nada malo y no pueden decirnos que lo hicimos. Amar diferente es un derecho, no un crimen.
Yo sostengo tu mano. ¿Tú sostienes la mía?
Por: Lambda Kallisti
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